Por último, la enseñanza trasciende el laboratorio. En software, carpintería o docencia, el proceso es similar: elegir un bloque abordable, aceptar la fricción, medir con paciencia y retirar lo innecesario hasta que la solución ilumine. Richard Sennett, en The Craftsman (2008), describe este compromiso como dignidad del hacer bien una cosa por sí misma.
Así, dirigir las manos al trabajo es comprometerse con una claridad que no se compra ni se improvisa: se esculpe, golpe a golpe, hasta que la luz aparece. [...]