Finalmente, reconocer la diferencia entre la verdadera bondad y la adulación nos permite construir relaciones más sinceras y solidarias. Al igual que el proverbio sugiere, ofrecer nuestra ‘mano’ cuando alguien lo necesita no solo fortalece los lazos comunitarios, sino que también nos transforma en modelos de integridad para los demás. Así, la bondad auténtica se convierte en una fuerza capaz de inspirar y sanar a toda una sociedad. [...]