Finalmente, comprender el alcance de esta frase implica reconocer tanto el potencial transformador como la enorme responsabilidad que conlleva criar a un niño. En efecto, al mecer una cuna se está, simbólicamente, moldeando el porvenir de la humanidad. Así, cada acto de cuidado es una apuesta por un futuro más justo, humano y próspero, donde cada generación puede contribuir a un mundo mejor. [...]