Finalmente, el mensaje de Ginsberg sugiere que reconocer el amor como nuestro mayor peso también puede ser emancipador. Al aceptarlo, transformamos ese peso en energía creadora: nos impulsa a conectar, a superar nuestras limitaciones y a buscar la belleza incluso en medio de la adversidad. Así, el amor, lejos de hundirnos, se convierte en el fundamento mismo de nuestra posibilidad de elevarnos en el mundo. [...]