Por último, mantener la canción exige cuidado. En A Burst of Light (1988), Lorde escribe: “Cuidarme no es autoindulgencia; es autopreservación, y eso es un acto de guerra política”. Y en The Uses of Anger (1981) propone convertir la ira en claridad, no en combustión. Traducido al coro, esto implica respiración compartida: turnarse el micrófono, practicar el llamado y respuesta, y construir descanso para que la voz no se quiebre. Así, la valentía se hace sostenible: la canción sigue sonando, y el mundo —a fuerza de escucharla en muchas bocas— termina por aprender el estribillo. [...]