En última instancia, el arte de Picasso trasciende lo personal y habla a la experiencia universal. Cada espectador identifica su propia historia emocional en los colores y formas del artista, encontrando en el lienzo un espejo de sus sentimientos. Así, la fusión entre color y emoción subraya el poder comunicativo del arte: convierte el sentir individual en un lenguaje compartido, recordándonos que todos nos transformamos, como los colores, al ritmo de nuestras emociones. [...]