Finalmente, una pared duradera se mantiene y se adapta. La resiliencia exige diversificar habilidades, documentar procesos y enseñar a otros, de modo que la estructura mejore con el uso, una idea cercana a la “antifragilidad” de Nassim Nicholas Taleb (2012). En la práctica, calendarios de mantenimiento, rotación de roles y repositorios abiertos evitan puntos únicos de falla. Así, los ladrillos de hoy —bien colocados— se convierten en el refugio de mañana y en el plano para nuevas construcciones. [...]