En síntesis, Roosevelt nos anima a entender la cortesía como una manifestación silenciosa pero poderosa del coraje moral. Practicarla en la vida diaria –desde ceder el paso hasta defender a quienes no pueden hacerlo por sí mismos– contribuye a una sociedad más justa y armoniosa. Así, cortesía y valor no compiten por definir al caballero moderno, sino que, fusionadas, elevan el estándar ético de nuestra convivencia. [...]