El propósito no es solo multiplicar, sino transformar esa prolificidad en impacto. Peter Drucker describió la innovación como disciplina sistemática que convierte oportunidades en resultados (Innovation and Entrepreneurship, 1985). Para cerrar el ciclo, conviene encadenar etapas: exploración amplia, prototipos rápidos, pruebas con usuarios y, finalmente, adopción o descarte informado. Además, reconocer la ascendencia de nuestras ideas fortalece el ecosistema: “Si he visto más lejos, es porque estoy sobre hombros de gigantes”, escribió Newton a Hooke (1675). Así, la ética de la atribución y la entrega constante consolidan lo que Steinbeck insinuó: cuando aprendemos a criar ideas, no solo obtenemos docenas; obtenemos valor que perdura. [...]