Por último, asumir que el futuro es otra tierra nos invita a la humildad y a la apertura mental. Como reflexiona la filosofía existencialista, solo aceptando lo desconocido podemos crecer y descubrir posibilidades antes inimaginables. En conclusión, la metáfora de Hartley propone que, más que temer el futuro, debemos encararlo con la curiosidad y el respeto con que abordaríamos cualquier cultura nueva, listos para aprender de sus diferencias y oportunidades. [...]