Finalmente, la valentía sostenible combina audacia y prudencia. Los estoicos defendían que el coraje es virtud solo cuando sirve al bien y a la razón; lo temerario, aunque brillante, deslumbra y luego oscurece. Por ello, conviene preguntarse no solo si podemos, sino para qué y con quién.
Así, el horizonte se ilumina de manera estable cuando la decisión integra propósito, límites y comunidad. Entonces la frase atribuida a Séneca deja de ser eslogan y se convierte en brújula: temer es penumbra; actuar con sentido, amanecer. [...]