Finalmente, la sabiduría práctica combina serenidad y astucia. Distingue lo controlable de lo incontrolable—una lección estoica—para enfocar energía. Maximiza valor esperado: evalúa probabilidades y tamaños de apuesta, no sólo resultados pasados. Amplía tu abanico de jugadas construyendo opciones—educación, ahorro, redes—que funcionan como “cartas comodín”. Aprende en iteraciones, ajustando estrategia a feedback y evitando la falacia del costo hundido. En interacciones repetidas, coopera con reciprocidad (Axelrod, The Evolution of Cooperation, 1984), pues la reputación mejora futuras manos. Y usa precompromisos inteligentes (Schelling, 1960) para alinear impulsos y objetivos. Así, sin cambiar el reparto, cambias el juego. [...]