En consecuencia, convertir la insistencia en práctica demanda rituales concretos: horarios de creación, gestos de cuidado, redes de apoyo y espacios de responsabilidad mutua. The Will to Change (2004) invita, por ejemplo, a cultivar habilidades de amor que se ejercitan como un arte: escucha, reparación, límites. Pequeñas acciones—un diario de proceso, un compromiso semanal con el oficio, una reunión de colaboración—van afinando la memoria de las manos. Y así, paso a paso, el corazón deja de pedir a gritos: su canción encuentra manos dispuestas, capaces de sostener la nota el tiempo que haga falta. [...]