Primero, traduce cada petición en un acto concreto con fecha: “si pido pan para otros, hoy dono, mañana acompaño, el viernes llamo a mi concejal”. Segundo, practica un examen diario: tres minutos para nombrar gracias, fallas y el próximo paso; lo que no se agenda, se diluye. Tercero, compromete recursos: porcentaje de tiempo y presupuesto orientado a justicia y reconciliación.
Finalmente, rinde cuentas en comunidad, núcleo del Ubuntu: la fe madura cuando otros escuchan tu canción y ven tus huellas. Así, paso a paso, tus obras afinan tus oraciones, y tus oraciones sostienen tus pasos. [...]