Al final, la invitación de Rohn es clara: debemos reevaluar los muros que nos rodean. Abriéndonos al espectro completo de emociones, no solo multiplicamos las oportunidades de alegría sino que también cultivamos resiliencia. Así, la vida se enriquece y aprendemos que cada experiencia, alegre o triste, contribuye a nuestro crecimiento integral. [...]