Finalmente, Fuller nos invita a cultivar el ingenio y la escucha activa para contrarrestar la tendencia a la palabrería vacía. En ambientes educativos y laborales, promover una comunicación más reflexiva favorece tanto el aprendizaje como el respeto mutuo. De este modo, el valor de las ideas prevalece sobre la cantidad de palabras, recordándonos que el verdadero conocimiento rara vez alza la voz más alta. [...]