Finalmente, una acción honesta abre el paso a otra, y ese hilo personal teje comunidad. Camus lo expresa con una clave relacional: “Me rebelo, luego somos” (El hombre rebelde, 1951). La pequeña elección de hoy, repetida por muchos, crea instituciones vivas: equipos fiables, barrios atentos, culturas de cuidado. Así, el ciclo se cierra y se renueva: actuamos para crear sentido y, al encontrarlo en común, descubrimos motivos para seguir actuando. No hay atajo grandioso: solo el compás humilde de lo pequeño que persiste. [...]