Finalmente, trabajo honrado significa también decir la verdad. Poemas como «I, Too» (1926) sitúan la dignidad en el centro del hacer: servir, resistir y cantar sin agachar la mirada. En lo práctico, esto se traduce en rutinas claras, atención al detalle y servicio a una audiencia real. Establecer horarios, revisar con rigor, escuchar a la comunidad y sostener una integridad comprobable genera confianza, y la confianza compone su propia música. Aceptar el desfase entre siembra y cosecha —entre pasos y melodía— evita la impaciencia. Así, el consejo de Hughes permanece vigente: promete el oficio cada día; lo demás, con el tiempo, te seguirá. [...]