Finalmente, aplicar esta enseñanza en la vida diaria implica pequeños pasos: ordenar un espacio físico, dejar ir un resentimiento o soltar una antigua meta. Así, a cada acto de liberación mental o emocional, corresponde una invitación a la novedad. El ciclo se perpetúa y fortalece; al despejar el espacio interno, abrimos la puerta a un descubrimiento continuo y a una renovación auténtica. [...]