Finalmente, solo al reconocer y nutrir todas las facetas de nuestro ser podemos experimentar una prosperidad auténtica. Así, la invitación de Thich Nhat Hanh nos anima a buscar un equilibrio: cultivar tanto el cuerpo como el alma para alcanzar una vida plena y significativa. En última instancia, el crecimiento personal requiere escuchar las necesidades profundas, más allá de lo visible, y actuar en consecuencia. [...]