Finalmente, animarse a ser ingenuo en la vida cotidiana requiere voluntad y autoconciencia. No se trata de ignorar la complejidad ni de caer en la simpleza, sino de recuperar la capacidad de asombro, aprender a mirar de nuevo y reconocer que toda rutina puede ser escenario de descubrimiento. Al adoptar esta actitud, como sugiere Magritte, renovamos nuestra relación con el mundo y abrimos la puerta a una existencia más auténtica y creativa. [...]