En última instancia, el dicho sigue vigente porque trasciende el acto de escalar y se aplica a cualquier experiencia vital. Cada persona interpreta su propio 'paisaje', cargando de sentido lo que en sí mismo podría ser neutro. Similar a como Emily Dickinson, en su poema 'El cerebro es más ancho que el cielo' (1862), explora la capacidad humana de abarcar e interpretar la realidad, este proverbio africano nos enseña que vemos el mundo no como es, sino como somos. [...]