Finalmente, adoptar esta perspectiva supone una fuente de ánimo para quienes temen no alcanzar la ‘cima’. Reconocer que la verdadera recompensa radica en la identidad artística ayuda a perseverar y disfrutar el viaje creativo. Así, ser artista no es únicamente un destino, sino una celebración diaria de la autoexpresión y el coraje de dar forma a nuestras visiones, tal como lo sugiere Cooley con alentadora claridad. [...]