Finalmente, los borradores diarios cobran sentido al alinearse con valores y roles. Stephen R. Covey, en Primero lo primero (1994), sugiere planificar desde lo importante hacia la semana, no desde lo urgente hacia el día. Un esquema útil: revisión semanal para priorizar, retroceso trimestral para ajustar rumbo y una intención anual breve que actúe como faro.
Cuando cada experimento diario conversa con ese faro, emerge coherencia: lo que repites te construye. Así, los días dejan de ser piezas sueltas y se vuelven capítulos; y tu vida, en consecuencia, un manuscrito vivo que mejoras con cada revisión. [...]