Finalmente, el mensaje del Papa trasciende fronteras religiosas e invita a todo ser humano a no dejarse arrastrar por la desesperanza. Más allá de credos, la pascua simboliza el renacimiento y la superación. En palabras del mismo Juan Pablo II durante la Vigilia Pascual de 1986, ‘no hay noche tan larga que impida la llegada del alba’. Así, la invitación es universal: incluso en medio de la oscuridad, siempre hay motivo para cantar ‘aleluya’. [...]