En última instancia, cultivar la memoria del corazón implica nutrir y proteger aquello que más valoramos. Los recuerdos más estimados embellecen nuestra vida diaria, impulsándonos a forjar nuevas experiencias cargadas de sentido. Así, la cita de Longfellow nos anima a reconocer y atesorar esos tesoros interiores, preservando en nuestro ser las huellas imborrables de lo vivido y sentido a lo largo de los años. [...]