Por último, la eficacia de una decisión silenciosa se multiplica si la anclamos en rituales concretos: elegir la acción más mínima que encarna el rumbo y hacerla hoy. La “regla de los dos minutos” popularizada por hábitos atómicos y el pre-mortem de Gary Klein (2007) ayudan: iniciar por lo ínfimo y anticipar obstáculos. En la práctica, puede ser enviar un primer correo, programar un recordatorio diario, o cancelar un compromiso que desvía. Así, sin estridencias, la suma de lo pequeño reencauza la vida, tal como intuyó Lu Xun. [...]