Finalmente, practicar este proverbio implica repensar nuestra reacción ante la adversidad. En vez de ceder a la frustración, podemos preguntarnos: ¿qué me está mostrando este obstáculo? Al hacerlo, no solo avanzamos con mayor claridad, sino que cultivamos una actitud de aceptación y aprendizaje continuo. Al igual que en el zen, el verdadero camino se revela justamente allí donde parece más difícil avanzar. [...]