Finalmente, la imagen invita a una estrategia menos frontal y más adaptativa. La luz no se obstina en el punto más duro: rodea, rebota, se filtra. Nassim Nicholas Taleb, en Antifrágil (2012), plantea que ciertos sistemas mejoran con el estrés bien dosificado; del mismo modo, los fracasos delimitan contornos y develan entradas. Persistir, entonces, no es endurecerse hasta quebrarse, sino calibrar la presión y cambiar el ángulo de ataque sin ceder el objetivo. Inevitable, paciente e implacable, la luz nos recuerda que la constancia más efectiva es la que aprende y se ajusta mientras avanza. [...]