En última instancia, Debussy nos llama a una nueva forma de escucha: aquella que trasciende el oído y se extiende a la mirada y al alma. Así como el músico requiere atención para descubrir matices en una sinfonía, el espectador del atardecer es invitado a descubrir ritmos, contrastes y silencios visuales. Esta actitud contemplativa eleva la experiencia diaria, transformando simples momentos en obras de arte vivientes. [...]