Finalmente, la aceptación activa se ensancha hacia el amor fati, formulado por Nietzsche en Ecce Homo (1888): amar lo que ocurre para poder obrar plenamente en ello. Leído junto a Marco Aurelio, no implica resignación, sino una cooperación lúcida con la realidad. Entonces, lo que interrumpe deja de ser un muro para ser bisagra: el punto de inflexión donde la intención se hace forma y el camino, paso a paso, emerge del propio obstáculo. [...]