Finalmente, la imagen de un trayecto inacabable nos recuerda que la tarea de abrir el corazón es continua. No existe una meta definitiva, sino una evolución constante. Tal como sugiere Rumi en otros versos, ‘donde termina el camino, ahí comienza el viaje’. Así, el corazón abierto se convierte en motor incesante de crecimiento personal y colectivo, en un recorrido que, como promete el poeta, verdaderamente nunca termina. [...]