Finalmente, no todos los timbres suenan igual. Las preguntas eficaces son claras, abiertas y situadas: en vez de “¿por qué falló?”, “¿qué cambió justo antes de fallar y cómo lo viviste?”. Así, el toque es preciso y respetuoso. La secuencia importa: empezar por lo accesible, escuchar, y escalar con fundamento crea confianza, que es el verdadero portal. Cuando combinamos forma, ritmo y cuidado, la curiosidad se vuelve cómplice: abre la puerta y nos invita a ver la casa entera. [...]