Finalmente, para vivir según ellas, incrústalas en rutinas concretas. Vincula cada frase a un disparador: al encender el ordenador, repites la consigna; al sentir ansiedad, respiras y nombras tu mantra. La apilación de hábitos describe bien este encaje sobre hábitos existentes (James Clear, 2018). Practica páginas matutinas para afinar tu vocabulario interno (Julia Cameron, 1992) y revisa semanalmente qué funcionó. Comparte tus palabras con alguien de confianza para recibir contraste. Así, lo pequeño se vuelve sistema y la ferocidad, constancia. [...]