Finalmente, escribir y andar con honestidad produce coherencia: decir, hacer y ser se alinean. Antonio Machado lo cantó en Campos de Castilla (1912): “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”. La frase de Coelho integra ambos gestos: primero trazamos la dirección, luego la encarnamos sin autoengaño. Al repetir ese ciclo, el mapa deja de ser dibujo y se vuelve biografía; y el destino, más que un punto lejano, pasa a ser la huella de pasos honestos sobre el terreno. [...]