Finalmente, Tennyson redefine el poder no como dominio externo, sino como un estado de autogobierno. Esta visión resuena con la ‘República’ de Platón, donde el gobernante ideal es aquel que primero se domina a sí mismo. Así, el poder supremo no consiste en gobernar naciones o masas, sino en alcanzar la plena realización y armonía interna, fin último de la filosofía y anhelo de toda vida auténtica. [...]