Para cerrar el círculo, conviene un rito breve. Por la mañana, escribe tres líneas: intención (deliberado), paso de coraje (intrépido) y compromiso de honestidad (verdadero). Por la noche, anota dos observaciones: dónde mantuviste el compás y dónde faltó aire. Este estribillo recuerda a las “morning pages” de Julia Cameron en The Artist’s Way (1992), pero adaptado a la vida común. En pocos minutos se afina la voz, se cuida el ritmo y se guarda el silencio necesario. Así, día tras día, el poema se escribe y reescribe, hasta que la vida, sin estridencias, suena a lo que de veras somos. [...]