Al aplicarlo a nuestra vida actual, el proverbio invita a reconsiderar cómo gastamos nuestras horas: ¿invertimos nuestro tiempo en crecer, aprender y conectar, o lo disolvemos persiguiendo recompensas pasajeras? Así, la enseñanza cobra urgencia en una sociedad que suele sacrificar los momentos verdaderamente valiosos por falsas promesas de prosperidad material. En última instancia, el proverbio nos recuerda que vivir plenamente es el mejor uso de nuestro tesoro más escaso: el tiempo. [...]