Finalmente, Pope propone una convivencia armoniosa entre el reconocimiento social y la modestia personal. Sonrojarse ante la fama no implica rechazar el aplauso, sino mantener el foco interno en el verdadero sentido del bien obrado. Así, la humildad no se vive como negación del mérito, sino como una forma de custodiar intacta la integridad y la autenticidad en un mundo ávido de apariencias. [...]