Finalmente, la fuerza de la ternura se cultiva en gestos mínimos. La Comunicación No Violenta de Marshall Rosenberg (2003) propone pasar del juicio a la necesidad: preguntar “¿qué necesitas?” en lugar de “¿qué te pasa?” crea cooperación donde había defensiva. Microhábitos como validar emociones, ofrecer disculpas específicas o sostener silencios respetuosos suavizan inercias relacionales. Con el tiempo, esas repeticiones son el río: lo que parecía inamovible, por fin cede. [...]