Finalmente, Tagore nos recuerda que la humanidad no reside solo en el pensamiento, sino también en el corazón. El verdadero crecimiento intelectual y emocional viene de la integración de ambas dimensiones, permitiéndonos actuar con sabiduría y empatía. Así, la mente humana se convierte en una herramienta eficaz, no peligrosa, capaz de transformar tanto al individuo como a la sociedad. [...]