Finalmente, esta enseñanza resuena hoy más que nunca en un mundo globalizado donde la competencia por el 'mundo entero' es feroz. Al recordar el valor supremo del alma, la cita exhorta a cultivar un equilibrio: perseguir metas legítimas sin sacrificar principios esenciales. Así, invita a cada lector a considerar qué pérdidas son irreparables y a elegir siempre la autenticidad ante el brillo efímero de las conquistas externas. [...]