Finalmente, aceptar la naturaleza cambiante de la vida no implica renunciar a principios, sino abrazar el aprendizaje constante. Las mentes más admiradas—como Leonardo da Vinci o Marie Curie—destacaron por su curiosidad incansable y disposición al cambio. Así, al igual que la serpiente, quien muda su 'piel' mental se asegura una existencia intelectualmente vibrante y resiliente ante las exigencias del mundo. [...]