Finalmente, la superación diaria no requiere grandes hazañas, sino pequeños actos de valentía, aprendizaje y empatía. Un ejemplo es la perseverancia ante los fracasos o el compromiso de mejorar una habilidad. Así, vivir plenamente es un ejercicio activo y consciente, en el que cada paso hacia adelante fortalece la convicción de que la vida cobra sentido cuando nos atrevemos a crecer más allá de nuestros propios límites. [...]