Finalmente, cuando el alma oye y responde a su llamado, la vida se transforma profundamente. Como advierte Estés, una vez que esa chispa se enciende, ningún obstáculo puede frenarla. Esta transformación conlleva dejar atrás la complacencia y abrazar la incertidumbre, entendiendo que, al hacerlo, se accede a una existencia más plena y significativa, tanto para sí como para la comunidad en la que se vive. [...]