Para resolver esta tensión, Freire invita a cultivar la apertura y la esperanza como actitudes vitales. Solo enfrentando la incertidumbre y aceptando la posibilidad de reinventarnos, según su pensamiento, logramos que la ‘lluvia’ del cambio transforme nuestros paisajes interiores. Así, como el río que vuelve a la vida tras la tormenta, el alma humana florece al permitir que la renovación la atraviese y la haga crecer continuamente. [...]