Finalmente, la preposición “con” importa: no es “hacerte” ni “hacer sobre ti”, sino “hacer contigo”. El florecimiento es compartido, una obra común en la que cada quien ofrece calor, agua y espacio. De este modo, la línea propone una ética del amor como cultivo: nutrir sin asfixiar, acompañar sin imponer, celebrar sin consumir. Si la primavera no reclama propiedad del cerezo, el amante tampoco reclama propiedad del amado. [...]