Por eso, finalmente, el ciclo se cierra en la acción. Primero mirar adentro, luego calmar el cuerpo, y entonces decidir con valentía serena. Un líder que antes de responder en crisis toma dos respiraciones profundas encarna este encadenamiento: no retrasa por miedo, sino que prepara la palabra justa. Como en Epístolas Morales a Lucilio, donde la virtud se prueba en lo cotidiano, la fórmula de Séneca convierte cada instante en oportunidad de coraje lúcido. [...]