Por último, al calificar la conciencia como 'divina', Miller sugiere un estado donde la percepción alcanza una cualidad trascendental. Esta idea recuerda a místicos como Teresa de Ávila, quienes describían experiencias místicas de unidad con el todo. En el contexto de Miller, lo divino no es necesariamente religioso, sino una invitación a reconocer la dimensión sagrada en lo ordinario, culminando el viaje de la conciencia plena como la expresión más elevada —y humana— de la vida. [...]