Finalmente, la frase propone una ética de la atención. En Sadhana (1913), Tagore defiende una espiritualidad práctica: cuidar el vínculo entre gesto y mundo. Cantar con esfuerzo significa responsabilizarse por lo que nuestra voz hace en los demás y en el entorno, como quien limpia una ventana para dejar pasar la luz.
De ahí que el arte no sea adorno, sino clima. Si cada nota cambia el aire, cada acto puede ventilar una habitación moral: despejar el hastío, perfumar la convivencia, renovar el aliento común. La tarea es humilde y constante, como afinar antes de empezar. [...]